Te recuerdo y tu mirada vuelve a mí como un suspiro lejano, muy lejano en el tiempo. Sonrío al recordar tus pupilas azules y me provoca cosquillas en el cuerpo, me traslada a aquel 13 de agosto.
No lo olvido, ni creo que olvidaré tu silbido nostálgico, mis ganas de llorar, mis ganas de quedarme allí y robarte un beso, porque no esperaba que me lo dieras, quería arrancarlo de tu boca con ganas, con desespero y olvidarme de mi, volcarme en ese deseo impetuoso.
The time goes by, pero sigo atesorando tu rostro, tu cuerpo, tu silbido, tus manos blancas y tu lengua extranjera, continúo guardándote en el alma con el brillo intenso de lo que pudo ser.
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