Se enciende la televisión, los gritos histéricos de una mujer en apuros apuñalan mi sueño. Abro los ojos, me inclino y apago el televisor. Ahora el escándalo de los loros batiendo sus alas, dándoles la bienvenida al día no me deja dormir.
Se enciende la televisión, los gritos histéricos de una mujer en apuros apuñalan mi sueño. Abro los ojos, me inclino y apago el televisor. Ahora el escándalo de los loros batiendo sus alas, dándoles la bienvenida al día no me deja dormir.
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