En la penumbra de la noche, sólo una fuente de luz permitía que divisara mi camino. Era una luz brillante. Y yo miraba a mi alrededor identificando objetos y lugares:la pared del saloncito de fiestas, las escaleras del anexo, el mesón de la cocina.

Todo estaba muy claro, tan claro que me extrañó. Me asomé a la ventana, miré el foco blancuzco, viejo y tristón que instaló Jairo en el patio de la casa , allí estaba, bañando débilmente al perro que de vez en cuando salía de las sombras a cazar ratones.

No, no era esa luz. Aquella era una claridad urbana, cosmopolita como de.... ¡alumbrado público!

Sorprendida miré hacia arriba, y efectivamente, allí estaba el poste de luz -repotenciado- brillando como un sol en una de las principales avenidas de esta ciudad.

En 4 años de penumbra, sólo ahora hacen la luz para que "los grandes" pasen pateando el balón... "los grandes", porque los de siempre siguen ocultos en la oscuridad.