Acabo de ver la casa del lago. Sinceramente estoy enamorada de la película y muy dentro de mí deseo que algo así sea posible.
La historia es hermosa, simple y romántica; la forma de dibujar la trama es particular, están cerca pero lejos al mismo tiempo, solos pero acompañados, necesitados de palabras de amor no de cursilería puteada. La película capta la esencia misma del amor, ésos pequeños detalles, las cosas simples y profundas que nos llenan la vida, que decidimos compartir con ese “alguien” que las recibe y aprecia en serio, que se adueña de ellas y las ama como nosotros mismos.
Nos asoma a ese amor que deberíamos tener siempre y las cartas de verdad, las que nos presentan a través de la caligrafía y el color de tinta, aquellas que olemos en un intento por acercarnos a nuestro remitente, las que besamos, releemos y guardamos como tesoro.
Quisiera que algo así fuese real, y por si acaso:
Querido Sr. Inquilino:
Aprecio que lea esta nota, estoy en el año 2006, si tiene algo que escribirme déjeme un comentario.
Atte: Isa