Mirándome al espejo

Otra vez escribo sin sentido, tratando de encontrarle la solución a un problema que no existe.

En pocas palabras me enrollo. Eso me dicen algunos, que se sacuden el título de mejor amig@ y con la honestidad de un santo sacan a relucir mis defectos.Es bueno, no lo niego, me ayuda a pisar tierra y reconocer que soy humana, y no de Venus, como algunas veces pienso.

De vuelta a lo que me interesa, el problema existe desde que le coloqué la etiqueta “enrollada”, antes era sólo una situación efímera, una piedrecilla en mi zapato-o en el de los demás- ni más ni menos; ahora después de dedicarle tanto tiempo, tanta meditación y tantas soluciones lo he convertido en problema “soy enrollada”.

La mente me jugó una mala pasada, lo que creo fue un indicio ahora es una completa teoría que se muta a medida que la estudio a fondo. ¡Qué problema!-mi enrollo-, no faltaba más, y como estoy en camisa de once varas no le encuentro una posible solución.

¿Y ahora quién podrá defenderme?, porque este el tipo de cosas que se tienen que asumir, no hay a quién echarle la culpa e insultar por lo bajo. Como buena perdedora me toca aplicar-o dejar aplicar a mis "mejores amig@s"-instintivos conocimientos de psicología para enrollarme menos.