Saturday, June 03, 2006

¡Música maestro!


Eran más de las 6 y media de la tarde, aquel martes de película y allí estaba, sentada frente a aquel escenario relativamente pequeño cuando me llamaron a subir.
Tenía el cuerpo congelado, sonreí nerviosa, me puse de pie y descalza subí al escenario.Las monedas del caderín tejido- importado de Turquía- tintineaban alegres, exhibiéndose ante aquel público desconocido. Pasarían dos minutos más, mientras esperaba a que colocaran un micròfono en el centro, hasta ese entonces no sabía qué iba a hacer o cómo iba a bailar, lo que fuera que hiciese en los próximos minutos saldría de mi interior, de la música y de la emoción.
Todo estaba listo, un muchacho moreno le hizo señas al técnico de sonido para que colocara la música "muy alta" como se lo pedí y me coloqué de espaldas a mis espectadores, llevé los brazos al frente, ocultándolos un poco, doblé las rodillas y pensé " tengo que hacerlo como ella".
La música árabe rompió con el silencio que se había hecho en la sala, con cada nota mi corazón palpitaba, ahora sí tenían la atención puesta en mí.Con un exagerado movimiento de serpiente -para que los que estuvieran lejos pudieran apreciarme mejor- sincronizado con la música, me enderecé. Entonces me di vuelta suavemente moviendo las caderas de un lado a otro, convirtiendo mi vientre en una fiesta de monedas doradas entre la negrura del pantalón. Fue entonces cuando vi al público que me observaba, seguí mi baile, en cada movimiento revivía a mis antepasados orientales, a los moros que conquistaron España, a esos españoles que conquistaron mi tierra, a aquellos que nunca conocí pero que corren por mi sangre.
Imitaba a Shakira, la colombo-libanesa que le canta a los ojos, a las caderas, a la suerte y a los ladrones; ya había acabado el intro instrumental y la voz de la colombiana rompía con la monotonía, me tocó doblarla, imitar sus movimientos de aquel video del año 98. Ya no tenía miedo, era Shakira quien cantaba, yo solo la imitaba y veía por sus ojos, con aquella seguridad de quien sabe lo que hace.
Y por mis ojos pasaban las imágenes de ese video, los movimientos de las manos, de las caderas, los gestos; ser Shakira en frente de un micrófono no era tan difícil, se jugaba con el aparato, no podía bailar tanto con aquello en frente. Entonces casi al final de la canción estaba el baile que la popularizó, la verdadera danza, ésa que me inventé para salvar un evento, esa que bailo en secreto, en la soledad de mi habitación; la danza que muchos me vieron bailar.

Estaba sin aliento, la adrenalina no me dejaba salivar, de vuelta al micrófono sentí que me quedaba sin aire, pero el show debía continuar, tenía que aguantar un poco más. Finalmente cantaba “y no encontré ojos así como los que tienes tuuuuuuu” y se fue apagando la música, las notas quedaron en el aire, el público aplaudía, di un paso al frente y agradecí con una sonrisa.

Fue esa tarde, durante esos 5 minutos que me descubrí valiente, me sentí artista y bailarina, me sentí cerca de mis sueños.

3 Comments:

At 6/06/2006 1:02 PM, Blogger Clavel Rangel said...

Es cierto! Yo estuve ahí. =)

Bien hecho Pat.

 
At 6/06/2006 1:02 PM, Blogger Clavel Rangel said...

Es cierto! Yo estuve ahí. =)

Bien hecho Pat.

 
At 6/06/2006 1:02 PM, Anonymous Anonymous said...

Es cierto! Yo estuve ahí. =)

Bien hecho Pat.

 

Post a Comment

<< Home