Llegó con los ojos hinchados de tristeza y la cabeza bailando al son del alcohol que corría en sus venas. Allá, al final del pasillo estaba él, con el ceño fruncido de rabia, dando golpes al suelo, juntando valor para largarse.

Ella lloraba en un baño prestado, en una habitación que no era de ella, rodeada de extrañas que la miraban con extrañeza, la cabeza seguía bailando al son de varios cocteles de nombres tropicales. En la cama- también prestada- se acostó , la rodeaban las momentáneas amigas , que escucharon gimotear su tristeza.

" Lo que pasa es que él es tauro, y sabes cómo son ellos de celosos e impulsivos... pero cónchale, no me puede venir con esas de que se va del cuarto, sabes tengo miedo de que le pase algo, porque él también está bebido... chama es que no entiende que yo no lo amo, no después de las cosas que descubrí de él, o sea, yo lo quiero, pero amarlo.. y por eso se molestó, porque no le dije nada cuando él me dijo que me amaba... ¿y las muchachas?... ya va, cómo es que te llamas, es que soy terrible para los nombres... de pana disculpen el show, pero es que estoy mareada y arrecha..."

-teléfono-
" ¿Aló?, ah sí estoy con las muchachas, ajá, bueno.. sí, ya voy para allá... era él, quiere hablar conmigo, ojalá no empiece a lanzar cosas otra vez, aunque lo sentí calmado... chicas me tengo que ir, disculpen el show, de verdad, gracias por escucharme"

Y así se fue, moviéndose como una balsa frágil, de un lado al otro, con el dulce sabor a triunfo en la boca y danzando en su sangre la vodka.

-¡No cruce las piernas caramba! ¡parece un marico!
- ¿Pero qué tiene de malo papá?
-Hágame caso, lo están mirando.
-Sí... papá

Dice el niño de unos diez años, a la par que se sienta derecho y mira por la ventana de ese autobús viejo, sofocante al sol del mediodía. Y el padre se detiene en la luz en rojo, desdobla el periódico del día, sigue en el tercer párrafo de ese reportaje tan interesante... ¿cómo determinar su tendencia sexual?, mientras a su lado, el niño volvía a cruzar las piernas.