Monday, April 30, 2007

Agosto 21

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Friday, April 20, 2007

"Haram. No toques mis manos, el pretendiente no puede tocar a la novia antes del matrimonio" dijo Samira mirándolo con travesura, y sus ojos de gata se cerraron lentamente, tintinearon sus zarcillos dorados.

Intentó contener el impulso de besarla, se topó con sus ojos fijos, y su mano blanca escabulléndose de la suya. "Haram" repitió para sí mismo, y no supo por qué le parecía fascinante que aquellos labios moros pronunciaran esa palabra irresistiblemente tentadora.
Se olvidó del Cristo que colgaba en su pecho, se olvidó del Alá que los vigilaba desde los cielos, y ahogó en un beso el haram que ella repetía desesperadamente.

Dos tormentas se toparon de frente, arrastraron a beduinos y camellos, cerca los adolescentes pecaron una y otra vez aquella noche arábica que no se repetiría jamás, en las mil y una noches que pasarían separados.