A continuación un ejercicio de autoconocimiento, cumpliendo con la tarea que me dio Andrea , así que aquí les cuento 7 cosas freaks que tengo. Vamos a ver si logro reconocerlas...

1.Me gusta mucho la danza árabe y cuando voy en el carro o cuando estoy en algún sitio esperando practico los movimientos de las manos suviéndolas y bajándolas en espiral.

2. Tengo que dormir con sábanas y si medias, es una costumbre, aún y cuando hace calor me arropo :S y la única forma de dormir con medias es que me esté congelando.

3. El reggae me marea, sip, no sé de donde viene eso pero cuando voy en el carro y lo escucho empiezo a sentirme mareada, lo mismo me pasa cuando llevo 2 horas de viaje escuchando salsa.

4. Debo admitirlo soy una artista frustrada, desde pequeña doy shows de bailes a mi familia, no lo recordaba pero en estos días me contaron. A mi hermano le estresa que lo haga, pero sin importarme mucho bailo cuantas veces quiera en la sala de mi casa, aunque no haya público.

5.No puedo ver un papel en blanco, me encantan las libretas y cuadernos nuevos, son una gran tentación para mi porque me provoca escribir historias, hacer dibujitos y tonterías en sus hojas tan limpias; por esta razón adoro las librerías y papelerías.

6. No puedo pasar más de una semana sin comer ensalada.Es un hábito, lo normal es que almuerce y cene con ensalada; no hablo de comer sólo ensalada me refiero a acompañar mi comida con ella, es algo de familia y gracias a ello me he ganado el apodo de coneja :S

7. Por último, cuando me preguntan a qué animal me parezco enseguida respondo "a una pantera", no sé por qué pero ese es el animal que inconscientemente elegí. Creo que las mujeres tenemos algo de felinas.

Bueno, no se asusten jeje, es divertido hacer este tipo de tareas y por eso... se la paso a 7 de mis amigos ... y los afortunados son....tantantan taaaannnn... Lémur , Nykka, Ori,Nelke, Raymundonorte, Sólo Adán , y Eduardo, ... sí chic@s les corresponde publicar 7 cosas freaks que tengan. Diviértanse mucho ;)

El contacto de la yema de sus dedos, me estremeció, no esperaba que su minúscula mano tomara tan delicadamente la mía, y la abriera como una caja de música, que la sostuviera con tanto amor como una muñeca nueva.

Midió su mano con la mía, la pequeña palma se convirtió en un claro de luz en un laberinto de líneas zigzagueantes, y la caricia de su rostro angelical, allí en mi mano abierta, en un dulce milagro, en el rayo de luz de una tarde, el momento maravilloso en el que sentí que me aproximaba a su realidad.

Sólo cuando se espera algo con ansias, el tiempo parece bostezar y andar lentamente, como esos vagabundos que deambulan en la calle .Es todo un proceso: a las piernas le entra el ataque de epilepsia y no dejan de moverse impacientes; las manos se vuelven panderetas y los ojos dos faros en medio de altamar.

Nada, el reloj no avanza, pero en los 30 segundos que pasaron sucedieron muchas cosas; la señora de enfrente se limpió el moco de la nariz, el atleta de la esquina encontró el artículo que buscaba en la cosmopolitan de hace 3 años, la señora que acaba de llegar detuvo su mirada en el prominente trasero del joven que salía.

Afuera se escucha el rumor de la ciudad, los autobuses que pasan recargados, el buhonero probando los cds quemados, en la sala de espera una lejana ranchera se pierde entre el zumbido del aire acondicionado y los chillidos del televisor encendido.

-suspiro-

Los buenos recuerdos me producen esa reacción, suspirar. Y no lo puedo evitar, las ganas se anidan en mi pecho, se juntan, de pronto se ensanchan preñandose de otros suspiros, de más recuerdos y reproduciéndose a una velocidad inusitada.

Es inevitable, suspiro cada vez más hondo, me alejo cada vez más de la realidad que me rodea, de las luces que se encienden en la ciudad, de la cena y de los noticieros que hablan de guerra. En ese momento, ahogada en suspiros, sólo puedo pensarte.

No podré olvidar sus ojos de niño. Su mirada rebuscaba en el espacio la dirección correcta, el cabello canoso le resbalaba en la frente, y las arrugas le rasguñaban el rostro.

Por un momento nos vimos, no olvidaré sus grandes ojos grises, ni la voz de su silencio, ni el secreto de sus pupilas; la boca desdentada masticaba saliva, seguía perdido, allí , parado entre la gente, ahogado en sus años , confundido en su sabiduría y cada vez más niño, cada vez más vulnerable.

A veces soy como quiero ser